En el corazón de la lejana galaxia OJ 287, a unos cinco mil millones de años luz de la Tierra, se ha registrado una de las temperaturas más altas de las que se tiene constancia en el universo. El análisis de un chorro de plasma que emana de su núcleo ha arrojado cifras que desafían la imaginación: diez billones de grados Kelvin. Este hallazgo convierte a este violento objeto cósmico en un laboratorio natural para estudiar los fenómenos más extremos del cosmos. Este tipo de observaciones permite a los científicos desvelar los secretos de otros enigmáticos objetos, como la llamada , que también ponen a prueba los límites de la física.

De hecho, este dato tan revelador se ha podido obtener gracias a la imagen más nítida conseguida hasta la fecha de este rincón del universo. Un equipo int

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