Había una vez una niña conocida por su bondad y gracia. La dedicada joven, según cuenta la historia, llevaba comida a su abuelita que vivía en una remota casa atravesando un peligroso bosque en el que un temible lobo asechaba a quienes por allí transitaban.

Cada día, la pequeña Caperucita iba con una cesta de alimentos para su enferma abuelita según describe el relato, aunque sea difícil comprender por qué si la anciana tenía problemas de salud, vivía sola en un lugar tan distante y peligroso.

La dulce nieta sorteaba a diario el peligroso bosque que era además asechado por el lobo feroz, ¿verdad? Extraño hecho que podría suponer que la pequeña era más aguerrida que dulce o, en su defecto, conocía al lobo y se victimizaba en su narrativa por alguna oscura intención.

El lobo, tan malvado

See Full Page