Claudio del Campo, cuya obra documentó con sensibilidad los talleres y estudios de artistas andaluces, falleció recientemente en Sevilla a los 67 años. Su trayectoria deja una huella indeleble en la memoria de la escena artística española.

Desde joven, Del Campo se internó silenciosamente entre lienzos, óleos y caballetes, con una cámara que supo entrar con discreción en el universo íntimo de los pintores. Gracias a su paciencia y devoción, logró retratar no solo la acción creativa, sino ese momento frágil y revelador donde el artista dialoga con su obra.

Su obra alcanzó reconocimiento formal con la exposición “Pintando la fotografía”, organizada en Sevilla en 2019. En ese momento emergió ante el público no solo como un testigo fiel del proceso artístico, sino como autor con voz propia.

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