Hacer un asado es un ritual por excelencia del argentino: se trata de una actividad social y cultural muy ligada a la identidad y a la tradición, ya que combina la reunión con la buena comida. Sin embargo, aquel que tiene la responsabilidad de ser parrillero sufre más de la cuenta cuando se termina el convite: la parrilla , de la que salen los deliciosos cortes, suele quedar totalmente sucia .

En principio, si está demasiado fría cuando se coloca la carne, los jugos que emana hacen que se adhiera al metal. Para evitarlo, el hierro caliente genera una especie de costra, provocando la denominada “reacción de Marillard” , que sella la superficie y evita que se pegue, aunque son pocos los que toman esa previsión para evitar males mayores.

Los restos de grasa o carbón viejo ha

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