Durante la Revolución Francesa, las ejecuciones por guillotina fueron un espectáculo público espantoso. Se calcula que unas 17.000 personas perdieron la cabeza durante la fase del Reinado del Terror de 1793 a 1794.
Sin embargo, el uso de lo que se conoció como la “navaja nacional” no es solo un recuerdo lejano. De hecho, su última salida a escena en Francia fue en 1977, cuando Hamida Djandoubi, un tunecino condenado por asesinato, fue ejecutado en Marsella.
Ahora, a solo 11 kilómetros de distancia, se exhibe una guillotina en el museo más destacado de la ciudad, en la misma semana en que Robert Badinter, abogado y ministro de justicia que persuadió a Francia de abolir la pena de muerte en 1981, ingresa en el Panteón, el ilustre lugar de enterramiento de los franceses notables en París.