La pax de Trump en Gaza –aunque en realidad se trate de un alto el fuego cuya fragilidad ya estamos viendo– ha alejado un tiempo del foco político y mediático la guerra de Ucrania, pese a que los combates allí ni han cesado ni han bajado de nivel.
Rusia sigue atacando con misiles y drones especialmente las infraestructuras energéticas de Ucrania, para provocar apagones en amplias zonas del país y dejar a la población sin suministro eléctrico ni calefacción ante el invierno que se aproxima. Kyiv, por su parte, replica con contraataques con drones sobre varias regiones rusas y la anexionada Crimea, siendo su principal objetivo las refinerías, con objeto de castigar la producción de gasolina y derivados del petróleo. Estos ataques son posibles gracias a la información que le facilita Estados