“Tanta nube no me imaginaba”, confiesa Gastón Soffritti , sobre en mano, apenas cruza el umbral del cielo donde lo espera Mariano Iúdica . “Esto sería como la sala de espera del Edén, la atención al cliente en la eternidad”, le explica el conductor, que lo recibe mientras el actor se va acomodando, entre la risa y el vértigo, a este escenario celestial donde no se juzgan vidas, sino almas.
“No te moriste, tranquilo”, lo tranquiliza Iúdica de entrada, y describe dónde se encuentra: “Esto es... ¿Viste cuando vas a hacer la VTV de auto? Perfecto. Acá te hacemos la VTA, la Verificación Técnica del Alma. Esto es como un espacio celestial”. Soffritti se relaja: “Me empieza a gustar un poquito más”.
Luego, Iúdica enumera los hitos que marcan una vida profesional precoz y agitada: “Veinte a