**Desbordamiento del río Pantepec deja familias en la calle**
Álamo. Las familias afectadas por el desbordamiento del río Pantepec se encuentran durmiendo a la orilla de la carretera Álamo-Tantoyuca. Han improvisado campamentos con láminas, colchones y hules que lograron rescatar de sus hogares, que aún están inundados y cubiertos de lodo. Los damnificados son residentes de colonias como Guillermo Vélez, Los Pinos, Emiliano Zapata, Bellavista, Barrio de las Flores y La Ribera. La corriente del río, que superó los tres metros, arrastró sus pertenencias.
Las noches son difíciles para estas familias. No pueden descansar debido al constante paso de vehículos y la amenaza de serpientes e insectos. Eulalia López Díaz, una de las afectadas, ha pasado cinco noches en una “casita” que construyó con su esposo Nelson y su hijo de 10 años. “Lo único que sacamos fue el colchón, y el hule nos lo prestó un vecino”, explica Eulalia. Su hogar en la colonia Guillermo Vélez sigue inundado, lo que les impide regresar para limpiar. “Del ayuntamiento no hemos recibido apoyo, ni siquiera una botella de agua”, denuncia.
Las autoridades federales han comenzado a realizar censos para evaluar los daños causados por las lluvias. Eulalia espera que esto signifique ayuda económica para recuperar lo perdido. “Vinieron y me censaron, pero estamos incomunicados, no tenemos señal”, añade. A pesar de la falta de apoyo oficial, algunos vecinos han recibido despensas y alimentos de personas que pasan en camionetas.
En otro lugar de la carretera, Ana Lizbeth Silva Cortés y Nadia Yasmín Jiménez Lara también duermen a la intemperie. Ambas coinciden en que muchas familias de escasos recursos están en la misma situación. “Salvamos la lona para taparnos. Aquí nos quedamos porque hay mucha delincuencia”, dice Silva Cortés. Desde el viernes, cuando ocurrió la inundación, han estado durmiendo bajo un techo improvisado de hule sostenido por madera, junto a otras familias.
Nadia Yasmín Jiménez describe las noches como aterradoras, con vehículos que pasan a alta velocidad y la preocupación por la presencia de animales peligrosos. “Ayer, varios vecinos vieron dos lagartos merodeando por la zona”, comenta. La situación es crítica, y muchas personas han acondicionado dormitorios improvisados con lo poco que les queda, esperando que el agua baje para poder limpiar y comenzar de nuevo.