“Por favor, no”. Es el mensaje con el que ha cerrado su intervención ante la prensa este jueves la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. Es una llamada desesperada para que las guerras comerciales lanzadas por el presidente de EEUU, Donald Trump, no se conviertan en un modelo de relación comercial y geopolítica mundial. “Un recrudecimiento de las tensiones comerciales tendría un impacto negativo. Y, de nuevo, por eso decimos: 'Por favor, no”.

“Estamos mejor de lo que proyectamos hace seis meses”, ha reconocido Georgieva, en alusión a cuando Donald Trump anunció los aranceles unilaterales a todo el mundo a principios de abril: “La pregunta es, entonces, ¿por qué la economía global ha mostrado tanta resiliencia ante la incertidumbre y las profundas transformaciones geopolíticas, tecnológicas, comerciales y demográficas? Primero, por la mejora de los fundamentos de las políticas desde la crisis financiera mundial. Segundo, la adaptabilidad del sector privado, que ha demostrado agilidad al anticipar las importaciones en la cadena de suministro y se ha fortalecido para gestionar la incertidumbre, es bastante notable. Aun así, las perspectivas son decepcionantes. Las perspectivas de crecimiento a mediano plazo siguen siendo débiles. La deuda pública está cerca de máximos históricos y continúa aumentando. Y la economía global está excesivamente desequilibrada. Los cambios están haciendo que la economía global sea menos predecible, lo que está afectando a la gente, que está saliendo a las calles para exigir mejores oportunidades”.

En este contexto, la directora del FMI ha señalado tres prioridades: “En primer lugar, sabemos que el sector privado gestiona mejor la incertidumbre, por lo que para impulsar el crecimiento del sector privado y que las economías generen más empleos y mejores condiciones de vida para que prospere, los países deben impulsar reformas internas amplias y ambiciosas. He alentado a nuestros miembros a implementar una reforma regulatoria para fomentar la innovación y el emprendimiento, y los insto a mantener el comercio como motor de crecimiento”.

“Sin embargo”, ha afirmado, “esto solo se puede lograr con instituciones sólidas, mercados libres y justos, y un entorno macroeconómico estable. Esto me lleva a la segunda prioridad: asegurar los fundamentos macroeconómicos para navegar en un mundo más turbulento. En cuanto a la política fiscal, los países deben reconstruir el margen fiscal y reducir la deuda. Esto significa depender más de las fuentes internas de ingresos y tomar decisiones presupuestarias inteligentes en las políticas monetarias y financieras. La prioridad sigue siendo preservar la estabilidad y protegerse contra los riesgos para la estabilidad financiera, y en tercer lugar, reducir los desequilibrios globales. Los países con superávits excesivos, como China, deberían impulsar la demanda interna, incluyendo un menor gasto en política industrial y un mayor gasto en redes de seguridad social. Aquellos con déficits excesivos, en particular Estados Unidos, deben reducir sus déficits fiscales e incentivar el ahorro privado”.

La directora gerente del FMI también se ha mostrado prudente en cuanto al boom bursátil, sobre todo en EEUU, de las empresas relacionadas con la Inteligencia Artificial: “El auge de la inversión en IA genera un optimismo increíble, concentrado principalmente en Estados Unidos. Hay dos factores para que la IA funcione: primero, la energía y cómo asegurarla a la escala necesaria. Si observamos la demanda de energía para IA, esta equivale a la mitad del consumo energético de Estados Unidos. Es realmente enorme. Y segundo, ¿cómo penetraría la IA en el resto de la economía? ¿Cómo transformaría los sectores? Porque la IA solo sería valiosa si contribuye significativamente a la productividad y al crecimiento. Hemos realizado una evaluación y, en este momento, nuestra opinión es que la IA contribuirá al crecimiento entre un 0,1% y un 0,8%, lo cual es relevante. Recordemos que actualmente estamos estancados en un crecimiento de alrededor del 3%, y si lográramos ese impulso de crecimiento, sería muy significativo para el mundo”.

“El riesgo que vemos”, ha dicho Georgieva, “es que podamos terminar en un mundo con una productividad creciente, pero que también sea una fuente de divergencia entre países. Y por eso la preparación es realmente importante, y está sucediendo rápidamente, así que no tenemos mucho tiempo como sociedades para estar listos para la IA”.