Ya venía agonizando desde hace tiempo, sí, pero su acta de defunción se firmó la noche del pretendido bombardeo al hospital Al-Ahli , cuando casi todos los grandes medios del mundo repitieron, sin verificar, la versión de Hamás . “ Israel bombardea un hospital y mata a 500 palestinos ”, titularon. Ni uno de esos datos era cierto. Pero la escena era irresistible: por fin se podía volver sobre el relato predilecto ; esto es, Israel , el villano perfecto, y Gaza , la víctima ideal. La verdad llegó días después, como un huésped indeseado. Y algunos, como El País , todavía se niegan a abrirle la puerta . Otros enterraron el suceso con eslóganes y redefiniciones peregrinas capaces de hacer olvidar al propio olvido.
Gaza se había convertido en el escenario donde se interp