Si al BBVA le toca repensar muchas cosas, al Sabadell le corresponde digerir su éxito

El fracaso de la opa hostil contra el Sabadell es estrepitoso , sin paliativos. El pez chico ha sorteado el zarpazo del grande. El dictamen sobre el color de este resultado ni lo contemplaba, paradoja, el propio presidente del BBVA, el banco opante. Carlos Torres respondió, cortés, a preguntas de quien esto escribe, sobre qué consideraría un éxito, qué un fiasco, y qué un escenario manejable. Fue rotundo. La respuesta fue que no había tres opciones, que la cosa era binaria. Que si se adhería el 50% (más una acción) del capital, la opa triunfaba, porque quería controlar; menos que eso, se hundía.

La crueldad del nivel de aceptación es doble. Llega tras una supuesta “mejora” , de la que siempre perjur

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