El banco catalán ha cimentado la estrategia en defender su seña de identidad y en alertar de los riesgos que implica un gigante como el BBVA

En la primera comparecencia ante la prensa tras haber decidido devolver la sede social del Banco Sabadell de Alicante a Cataluña, el consejero delegado de la entidad, César González-Bueno, no ocultó su disgusto ante una pregunta que inquiría cómo se protegería un banco “pequeño” como el Sabadell del abrazo del oso que pretendía darle el BBVA. González-Bueno, orador fino como un martillo, negó que la entidad vallesana sea una frusilería. Un beneficio de 1.800 millones de euros el año pasado no es cualquier cosa, pero el tamaño en activos del BBVA es de 776.000 millones de euros y el del Sabadell se queda en 252.000 millones. La magnitud de las cifras

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