Por Hugo Morales Galván
Rosario Piedra Ibarra ha degradado su papel como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) al convertirse en defensora oficiosa del Gobierno mexicano —en su momento de Andrés Manuel López Obrador y ahora de Claudia Sheinbaum—, asumirse como “defensora de la soberanía”, y repudiar que el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU (CED, por sus siglas en inglés) acordara revisar si, con más de 133 mil víctimas, las desapariciones forzadas ocurren en México de manera sistemática y generalizada, y decidir si presenta el caso ante la Asamblea General de la ONU.
“Nos preocupa que se pretenda imponer la idea de que la respuesta a los problemas en México sea la intervención de organismos extranjeros. […] El sugerir que una instancia extranjera