El momento más inolvidable de la última edición del festival de Cannes sucedió durante su gala de clausura, justo cuando Jafar Panahi supo que había ganado la Palma de Oro por su nueva película, ‘Un simple accidente’. Mientras todo el público de la gala se levantaba para ovacionarlo, él permaneció sentado durante unos segundos, momentáneamente aturdido, y de repente disparó los brazos hacia el cielo. El reconocimiento reconocía una obra mayúscula, pero también la trayectoria de su creador y su valerosa resiliencia. Durante los últimos 15 años, tras ser sentenciado en 2010 a seis años de prisión y a la prohibición de hacer películas durante 20 por su oposición al régimen de los ayatolás, el cineasta iraní ha pasado por interrogatorios, encarcelamientos, arrestos domiciliarios y huelgas d
La furia de un cineasta contra un régimen asesino: Jafar Panahi, el iraní que no se rinde y que todo el mundo adora

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