No hay duda que, ante el elevado nivel de tensión, no solo financiera y cambiaria, sino también social y política, las mesas se han politizado por demás, a menos de dos semanas de las elecciones legislativas. La pregunta que se hacen todos ya no es si deben comprar o vender dólares, sino si hay que comprar hoy o después. La dolarización de carteras, esperada como en todo período pre-electoral, sigue su marcha como la de los pingüinos Emperador y no la detiene ni un tuit de Scott. Si bien han bajado los decibeles, con relación a semanas atrás, no hay nada más parecido en el intercambio de órdenes de venta y de compra, e incluso entre los bunkers de los “research” que el juego del desconfío, casi un calco del célebre “póker del mentiroso” que jugaban los jefes y los jóvenes operadores del fa

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