El ecosistema emprendedor argentino, celebrado por su resiliencia y creatividad, enfrenta un enemigo interno que a menudo disfraza de virtud: el “ Síndrome del emprendedor argentino ”. Este fenómeno, íntimamente ligado a la figura del “hombre orquesta” (que hace de todo) , es el principal freno que impide a las startups locales alcanzar la escala exponencial y pasar la temida barrera de los dos años.

La trampa cultural y económica

¿De dónde nace esta necesidad de hacerlo todo? Es una mezcla explosiva de factores. Históricamente, el contexto argentino, marcado por la volatilidad económica, la incertidumbre y el acceso limitado al crédito, fomenta una desconfianza inherente en el sistema. Esto se traduce en fundadores que, ante la falta de capital para contratar especialistas, adopta

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