WhatsApp forma parte de nuestra rutina desde hace años. Es una de las primeras aplicaciones que instalamos al cambiar de móvil y la que más usamos para mantenernos en contacto con familia, amigos o compañeros de trabajo. Lo que empezó como un canal simple de mensajes personales se ha convertido en un espacio mucho más amplio, donde conviven grupos, comunidades y empresas. Hoy, entre notificaciones y conversaciones pendientes, es habitual que nos lleguen mensajes que ni siquiera esperábamos o de personas que no conocemos.

A medida que WhatsApp ha crecido, también lo ha hecho la sensación de desbordamiento. Las conversaciones se multiplican y, entre ellas, se cuelan cada vez más mensajes ajenos a nuestro interés. Desde anuncios hasta recordatorios de servicios. Para muchos usuarios, disting

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