El juez admite que en 20 meses de investigación no se han hallado las “cantidades importantes de dinero opaco” de las supuestas mordidas y mantiene a ambos en libertad aunque cree que los indicios son cada vez más robustos

Santos Cerdán denuncia un “agravio comparativo” frente a Ábalos y Koldo García y pide salir ya de prisión

Koldo García entró el pasado jueves en el Tribunal Supremo cargado con una enorme mochila de color negro. Dentro llevaba lo necesario para sus primeras horas en prisión. Apenas tres horas después y tras guardar silencio ante el juez, salió por la misma puerta con la mochila colgada al hombro. En libertad. La escena, salvo por el detalle del petate, había tenido lugar de forma prácticamente idéntica un día antes. El que fuera su jefe, José Luis Ábalos, también había quedado libre tras acogerse a su derecho a no declarar.

Lo que apuntaban a ser dos jornadas clave en la causa que investiga el Supremo concluyeron sin novedades significativas. Si acaso, la constatación por parte del magistrado Leopoldo Puente de que, aunque los indicios contra ambos son cada vez más robustos, sigue sin haber avances en la búsqueda del grueso del botín corrupto que habrían cobrado los principales implicados. Los interrogantes en torno al paradero de esos fondos constituyen una de las bazas que juegan las defensas de los investigados, que deslizan que si sigue sin haber rastro sobre el paradero de unas supuestas mordidas que el tribunal cifra en cinco millones es que quizá los presuntos sobornos nunca tuvieron tal envergadura.

No es lo que piensa el juez, de acuerdo a sus últimos escritos. En los autos en los que acordó esta semana mantener en libertad a Ábalos y Koldo García, da por hecho la existencia de esos fondos aunque admite que en veinte meses de pesquisas los investigadores no han logrado encontrar las “importantes” cantidades de “dinero opaco” de las supuestas mordidas que presuntamente manejaron el exministro y su mano derecha.

Sobre el extitular de Transportes, el magistrado apunta que pudiera tener dinero “tal vez en metálico, tal vez depositado en cuentas de terceros que hasta el momento no han sido halladas” y alude a sus “contactos y vínculos internacionales”. El juez utiliza el mismo adverbio de duda respecto al exasesor: “Es verdad que don Koldo pudiera, tal vez, disponer de una cierta cantidad de dinero, que hasta la fecha no ha sido hallada. Y es cierto que mantuvo en el pasado ciertos vínculos con otros países, que se desconoce si persisten”.

Fuentes próximas a la investigación admiten que, por el momento, no ha aparecido ninguna pista que permita conducir a la existencia de cuentas en el extranjero donde se pudiera alojar el supuesto botín de las mordidas. Tampoco las había en el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, del pasado 3 de octubre, que motivó la nueva comparecencia ante el juez de Ábalos y Koldo García de esta semana.

Los investigadores volcaron en ese atestado seis meses de trabajo en los que analizaron una década de movimientos bancarios, retribuciones y datos tributarios del exministro y después pusieron esa información en contexto con los mensajes y audios intervenidos a Koldo García y su entorno en los que figuran conversaciones sobre el presunto amaño de contratos y el cobro de comisiones.

Ese atestado deja llamativas revelaciones, como el hecho de que entre 2018 y 2023 “desaparecieran” las retiradas en efectivo de las cuentas de Ábalos al tiempo que se registraba “un aumento significativo de los ingresos en metálico”. Es un “patrón” que cambió a partir de 2024, con el estallido del caso y la detención de Koldo García. El informe también refuerza el papel del exasesor como “custodio y gestor” del dinero procedente de las supuestas mordidas, con el que pagaba gastos de su jefe como la pensión alimenticia de uno de sus hijos, joyas y flores para sus parejas o el salario de la empleada del hogar.

La UCO cifra en 94.883,63 euros los gastos de Ábalos que pagó su asesor con dinero corrupto en cinco años. El juez también pone bajo sospecha otros ingresos en cuentas de Ábalos por valor de 48.300 euros de “origen desconocido” y realizados por Koldo García, su mujer, Patricia Uriz, o su hermano Joseba. Si bien parte de esos ingresos —32.300 euros— fueron abonados en concepto de alquiler de una vivienda situada en la calle Humilladero de Madrid que era propiedad de Ábalos y su exmujer y en la que estaban empadronadas la esposa de Koldo García y su hija. El exministro no incluyó esas rentas en sus declaraciones fiscales.

Las citadas son las cantidades que han sacado a luz seis meses de exhaustiva investigación patrimonial al exministro, lo que lleva a algunas fuentes a dudar del alcance real de las supuestas mordidas. Las acusaciones populares, lideradas por el PP, confían en que los investigadores puedan dar con esos fondos, aunque consideran que, aparezcan o no, hay indicios de sobra para apuntalar los delitos de organización criminal, tráfico de influencias y cohecho por los que se investiga al que fuera ‘número tres’ del PSOE. Hay quien aventura, incluso, que ese dinero nunca aparecerá porque, simplemente, Ábalos ya se lo ha gastado durante estos años.

En el auto en el que acuerda dejarle en libertad, el juez recopila otros indicios ya conocidos. Recuerda, por ejemplo, que el exasesor también sufragó el pago de una estancia de diez días en una villa de Marbella (Málaga) para Ábalos y su familia en el verano de 2020. La UCO considera que ese abono —el alquiler tuvo un coste de 9.800 euros— está “directamente relacionado” con la publicación por parte del Ministerio de una nota de prensa “alimentando la idea” de que la aerolínea Air Europa iba a ser rescatada en la pandemia, como finalmente ocurrió. Tras la publicación de esa nota, Koldo García envió un mensaje a Ábalos en el que le decía que esa estancia era “gratis por las molestias generadas”. El juez ha considerado que no hay indicios de delito contra Ábalos en relación con ese rescate.

Entre los “beneficios económicos ilícitos” de los que se habría beneficiado Ábalos de forma directa o indirecta aparecen también tres inmuebles que tienen como “denominador común la continua presencia” de Víctor de Aldama, el supuesto corruptor del caso y quien aseguró en sede judicial que había pagado 250.000 euros en comisiones al exministro y 100.000 a Koldo García.

Entre esos sobornos figura el pago del alquiler del apartamento de lujo de una expareja de Ábalos y dos contratos de arrendamientos con opción a compra en condiciones ventajosas de inmuebles en Madrid y Cádiz vinculados a Aldama. El juez también considera acreditado que el asesor recibió durante al menos dos años y medio una “nómina” de 10.000 euros mensuales de Aldama. Con esos fondos, el comisionista pretendía asegurarse cierta “capacidad de actuación” en un ministerio con un presupuesto millonario.

Estos son los principales indicios contra Ábalos en la parte de la causa que se inició después de que salieran a la luz las irregularidades en los contratos de mascarillas durante la pandemia y cuya instrucción está cerca de su final. Todo ello, mientras los investigadores siguen buscando el supuesto botín y analizando cuentas y movimientos de otro de los investigados, el que fuera número tres del PSOE Santos Cerdán, que este viernes volvió a reclamar su salida inmediata de prisión ante el “incomprensible agravio comparativo” respecto a Ábalos y Koldo García.