No todas las casas tienen grandes ventanales o terrazas bañadas por el sol. De hecho, muchas veces queremos poner un toque verde que dé alegría justo en los espacios más complicados: pasillos sin ventanas, habitaciones interiores, baños, recibidores. Y ahí es cuando llega la frustración: hojas que amarillean, plantas que se estiran buscando un rayo de luz, tierra siempre húmeda que huele raro… y la sensación de que algo estás haciendo mal. 

Tener poca luz no es una condena vegetal, solo es cuestión de elegir las especies correctas e identificar qué síntomas muestra una planta que ama el sol y le obligas a vivir en la penumbra. 

La luz: el alimento invisible de las plantas 

La luz no es solo un capricho de las plantas, es su fuente de vida. Así como nosotros necesitamos alimentarnos todos los días, ellas dependen de la luz para hacer la fotosíntesis: ese proceso mágico y silencioso por el cual convierten la luz en energía para crecer, respirar, florecer… y, básicamente, seguir existiendo. 

Pero claro, no todas las plantas comen de la misma forma. Algunas, acostumbradas ahí afuera a ambientes muy luminosos, necesitan baños de luz intensos, directos, constantes. Otras, en cambio, han evolucionado para sobrevivir a la sombra, en rincones del bosque donde el sol apenas se cuela entre las hojas. Estas son las plantas que nos interesan hoy. 

¿Cómo lo logran? La adaptación ha hecho que tengan hojas más grandes o más delgadas (para captar mejor la luz disponible), crecen más lentamente porque su consumo energético es menor y otras no desperdician energía esforzándose en florecer (aunque en su hábitat natural lo hacen).

Top cuatro plantas que prosperan en la sombra 

  • Sansevieria (ahora llamada Dracaena)  

Es esa planta que ves en casi todas partes y no es por casualidad, ya que parece hecha para quienes no tienen tiempo, memoria o buena luz… Sus hojas duras, erguidas y con dibujos en tonos verdes y amarillos funcionan como esculturas vivas. Lo más interesante de esta planta no es solo su aguante —que lo tiene, y mucho—, sino su capacidad para purificar el aire.

A diferencia de la mayoría, sigue produciendo oxígeno por la noche, lo que la convierte en una aliada ideal para dormitorios. Puedes tenerla en un rincón casi olvidado, regarla una vez al mes y ahí estará: firme y verde. Eso sí, no le gusta el exceso de agua ni que la muevan de sitio constantemente. 

  • Zamioculcas 

Hay algo en la zamioculca que la hace parecer demasiado buena para ser real. Sus hojas son brillantes, de un verde oscuro casi negro y tienen ese aspecto impecable que viene muy bien a muchos mataplantas para subir la moral al principio.

Es una planta de crecimiento lento y es capaz de adaptarse a condiciones que para otras serían una sentencia de muerte: poca luz, poca agua y muy poco mimo. Solo te pide que no la riegues de más y vivir con las raíces un poquito apretaditas. De hecho, si pudieras ver sus raíces, te sorprendería: forman rizomas gruesos que almacenan agua, como una especie de despensa interna. Por eso es perfecta para oficinas, pasillos o para ese rincón al fondo de la sala que recibe muy poca luz. 

La ZZ plant (Zamioculcas zamiifolia) se adapta bien a interiores poco luminosos.

  • Aspidistra 

Hay plantas que pasan de moda y otras que son un clásico de la jardinería del hogar. La aspidistra es de estas últimas. Soporta ambientes pobres en luz, cambios de temperatura y olvidos de riego. Pero cuando la cuidas un poco (nada más que regarla de forma moderada y quitarle el polvo de vez en cuando), te lo agradece sacando hojas no demasiado duras desde la base y que miden hasta 70 cm .

Debes tener en cuenta que si la ubicas en zonas demasiado soleadas sus verdes hojas tornarán a un color amarillento no demasiado atractivo. Una curiosidad poco conocida es que, en condiciones de mucha luz (no sol directo), puede llegar a florecer. Sus flores son pequeñas, moradas y nacen pegadas al suelo, casi ocultas bajo las hojas. Es un detalle que muy pocos ven, pero que demuestra que la aspiristra tiene vida más allá de su imagen estoica. 

  • Poto

Si hay una planta que ha vivido más mudanzas que tú, esa es el Pothos . No lo decimos con sarcasmo, hay una razón por la que tanta gente lo elige. Esta planta lo soporta casi todo y, además, crece con buen ritmo si no la matas antes de tiempo. Sus tallos cuelgan o trepan, según la organices en tu espacio, y sus hojas variegadas en forma de corazón llenan de vida cualquier repisa o esquina olvidada. 

Lo mejor es que incluso en habitaciones con muy poca luz, el poto sigue creciendo. Eso sí, si tiene algo de claridad, aunque sea indirecta, se pone más frondoso y brillante. Y además, ¿sabes qué? Es una de las plantas más fácil de multiplicar por esquejes que existen. Para hacerlo, puedes cortarle una ramita, ponerla en agua y en unos días empiezan a salir raíces. Es casi terapéutico ver cómo se reproduce sin que tengas que hacer nada. Ideal para quien quiere empezar a llenar su casa de plantas sin complicarse la vida.

En habitaciones con muy poca luz, el poto sigue creciendo.

Los errores más comunes en habitaciones con poca luz 

Ahora que ya conoces a las plantas más duras con poca luz, es conveniente que no las mates por otras razones: 

  • Regar de más: en zonas con poca luz, la actividad es menor y la evaporación es más lenta. El exceso de agua se puede acumular y ahogar las raíces.
  • Cambiar constantemente de sitio: las plantas necesitan estabilidad. Si bien es tentador moverlas “para que reciban más luz”, el cambio continuo las estresa.
  • Elegir plantas amantes del sol: algunas especies, como los cactus o las suculentas, necesitan más luz de la que parece. En interiores sombríos, simplemente no prosperan. 
  • No observar las señales: hojas que se caen, tallos que se alargan sin fuerza, manchas negras: todo eso nos habla. Si ocurre esto, comprueba si de verdad la planta que has comprado es tan resistente a poca luz como creías. Escuchar a tu planta es clave.