Los problemas económicos de América Latina son estructurales y no van a desaparecer por sí solos. Un reciente estudio de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal) lo deja claro, al mostrar que ni las reformas orientadas al mercado de los años ochenta ni las agendas progresistas de los gobiernos de izquierdas que han dirigido gran parte de la región en las últimas décadas han logrado un crecimiento sostenido. La conclusión es inevitable: los países latinoamericanos deben adoptar un nuevo modelo de desarrollo.
Los datos corroboran esta conclusión. Desde 1990, el crecimiento promedio anual ha sido solo del 2,5 por ciento, menos de la mitad de la media del 5,5 por ciento registrada entre 1950 y 1980, una época definida por la industrialización dirigi