La situación actual del español no es un accidente, sino el resultado previsible de décadas de políticas de vivienda que han primado sistemáticamente la propiedad y la especulación. A diferencia de modelos europeos como el austriaco o el neerlandés, donde se ha apostado por crear un parque robusto de vivienda social en alquiler, España ha seguido un camino muy distinto. Esta estrategia ha dejado a buena parte de la población a merced de los vaivenes de un mercado tensionado.

De hecho, uno de los ejemplos más claros de este enfoque fallido se encuentra en el destino de la vivienda de protección oficial. Con una frecuencia alarmante, estos , diseñados para cumplir una función social, acaban perdiendo su estatus protegido al cabo de los años para volver a engrosar el mercado libre , cont

See Full Page