Aquel olor que hacía la abuela, parecido al que haremos o ya hacemos nosotros. A ternura. A piel fina y adelgazada. A tiempo. A paciencia y sosiego. A artrosis y medicamento. A los últimos granos del reloj de arena. A prórroga. La bibliografía de los olores es extensísima. Una auténtica pinacoteca olfativa. Cualquier vaharada natural o artificial nos trae evocaciones y recuerdos irrepresentables, impronunciables. ¿Cómo transcribir en palabras una abstracción? Un sentimiento sin forma alguna. Un olor. Una memoria en silencio.

El vaho a vida por moldear de los recién nacidos. Alegría y temor. El aroma de los interrogantes y del miedo por su futuro. Como una ventolera de martillos por la ventana entra el libre vagar de las emociones recordadas. Aquel olor. El mundo va cambiando, y con él, la

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