
Un soldado apuntaba su fusil mientras un oficial empujaba a Ossip Bernstein hacia la fila de prisioneros. El abogado ruso, con el abrigo cubierto de polvo, observó cómo se preparaba el pelotón que iba a ejecutarle . Aquella tarde de 1918, la Revolución se cobraba otra víctima.
Según publicó History Collection , Bernstein, abogado de profesión y maestro del tablero, había sido arrestado en 1918 por la policía secreta bolchevique durante el Terror Rojo . Lo acusaban de actividades contrarrevolucionarias por su trabajo en banca y finanzas, un cargo suficiente para ser condenado a muerte. La sentencia estaba decidida, pero un oficial reconoció su nombre entre los prisioneros y propuso un trato inusual .
Una partida bajo amenaza convierte la desesperación en la última oportunidad
El recuerdo de aquel día muestra a un hombre agotado, vestido con ropas ajadas, que acababa de perderlo todo . Los soldados formaban una línea ante el pelotón. Bernstein esperaba su turno cuando escuchó al oficial mencionar el ajedrez. Aquel hombre, aficionado al juego, le preguntó si era el mismo Bernstein que había competido en torneos europeos . El prisionero asintió. Esa respuesta dio paso a una propuesta que parecía absurda: jugar una partida para decidir su destino .
El reto se aceptó sin discusión. El tablero se colocó sobre una caja de madera y las piezas se dispusieron bajo una luz tenue. El oficial, convencido de su habilidad, sonreía. Bernstein, consciente de lo que se jugaba, concentró toda su atención en la apertura.
El silencio solo se rompía con el golpe seco de cada pieza. A medida que avanzaban las jugadas, el tono del enfrentamiento cambió. El abogado, que había derrotado a grandes jugadores europeos en su juventud, fue imponiendo un ritmo inquebrantable. Una combinación precisa decidió la partida en pocas jugadas, ya que su rival no tenía un gran nivel.
El oficial miró el tablero, comprendió el resultado y ordenó detener la ejecución . Cumplió su palabra. Bernstein había ganado y, según el trato, obtuvo la libertad. Su victoria sobre aquel adversario lo salvó del fusilamiento . Sin embargo, la tensión del momento fue tal que comprendió que su permanencia en Rusia era imposible . Esa misma noche planeó su huida.
La huida hacia el exilio abre una nueva etapa lejos del país que lo condenó
El viaje posterior lo llevó a Francia , donde reconstruyó su vida. La fortuna que había acumulado antes de la revolución se había desvanecido, pero la habilidad que lo había acompañado desde joven seguía intacta. Volvió a los torneos, participó en competiciones europeas y años después recibió el título de Gran Maestro Internacional . Aun así, la escena que definió su existencia continuó grabada en su memoria: la partida que sustituyó el sonido de los disparos por el de las piezas chocando en el tablero.
La historia de Ossip Bernstein muestra una coincidencia extraordinaria entre conocimiento y supervivencia. Aquella tarde, el juego que había sido su afición profesional se convirtió en el instrumento que le permitió seguir con vida. La exactitud de sus movimientos, fruto de años de estudio y de calma frente al peligro, fue su último argumento ante quienes lo condenaban.