La jornada de hoy viene precedida por un ligero cambio de paradigma en la tónica general de la programación, paradigma que aporta, evidentemente, un elemento innovador, fácilmente asimilable por los espectadores que no vivan excesivamente sujetos a una idea monolítica sobre los criterios de selección. Que Ibértigo haya incluido este año en su programa una comedia es, sin duda alguna, un hecho sorprendente. No solo porque semejante decisión no suele ser norma habitual en esta muestra, sino porque indica, tal vez, una posible relajación de la rigurosa y plausible línea editorial que llevan practicando sus programadores desde sus más de veinte años de existencia en la vida cultural de nuestra ciudad.

Como género dotado de tanta dignidad artística como cualquier otro, no tenemos el menor re

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