En una historia marcada por la convivencia, la ternura y los años compartidos, un hombre que acompañó la crianza del hijo de su pareja desde la primera infancia podrá, finalmente, ser reconocido como su padre adoptivo. Así lo resolvió el Fuero de Familia de Luis Beltrán, al hacer lugar a una adopción por integración que reconoce la existencia de una familia ensamblada.

La sentencia destacó el valor del vínculo afectivo y la importancia de garantizar el derecho del adolescente a vivir en familia, teniendo en cuenta el principio del interés superior del menor establecido por la Convención sobre los Derechos del Niño.

Una historia de afecto y convivencia

El hombre convive con su pareja desde hace más de siete años y, desde la infancia del adolescente, asumió un rol activo en su crianza.

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