La canonización de un doctor y una monja: un espejo de la identidad venezolana

Cuando se habla de milagros, en Venezuela se empieza por una historia de amor. “Mi hijo nació a las 26 semanas de embarazo. Está vivo gracias al doctor. Lo que más amo en mi vida, lo tengo aquí conmigo gracias a él”, dice Yorgelis López, caraqueña de 27 años, mientras su hijo Yeffrey sonríe a su lado con la boca llena de helado. A unos metros, otro devoto recuerda: “A mi esposa le cayó un techo encima. Se desplomó en cuestión de segundos, y yo solo podía mirar. Eso fue hace 34 años. Todos los días le doy las gracias a José Gregorio Hernández”.

Las voces se repiten, se entrecruzan. En cada historia, el nombre del “doctor” aparece como si fuera parte de la familia.

Valeria Pedicini

El domingo 19 de octubre, an

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