Acá se escucha el aullido que magnif ica el encierro, un loco celo de perros y espíritus pervertidos; cloaca de lo podrido que se imagina virtuoso, penoso fulgor de gozo ante la sórdida audiencia que ve con benevolencia la farsa de ser famoso. Indignidad de ese juego de la conciencia al revés, la indómita estupidez que se solaza en el ego; en este rating de fuego hay mucho artista quemado, inf luencers súper inflados cobrando por sus falacias y comediantes sin gracia a punto de ser cazados.

Héctor Suárez G. F

Frustrado de fracasar comprende que su comedia funciona más de tragedia pues sirve para llorar; lo llevan a sepultar amargado y deprimido pero en el nicho elegido el nombre le queda grande... que el padre se lo demande al junior desconocido.

Pedro Sola

Entre las cosas que ignora y

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