El problema con los discursos purificadores es que siempre terminan reflejando lo que intentan negar. Los mismos dirigentes que denuncian la captura del Estado son, a menudo, sus beneficiarios más persistentes
Se puso de moda la biología política. No hablamos de evolución institucional ni de selección natural de liderazgos, sino de parasitología aplicada al debate electoral. En un arranque salubrista, un asesor del candidato Republicano decidió clasificar a los funcionarios públicos como “parásitos” . No fue un lapsus ni una metáfora inocente, tampoco algo demasiado nuevo o sorprendente para la temporada electoral; es una estrategia discursiva que ha sido cuidadosamente calibrada. Desde sectores de la derecha más recalcitrante se ha instalado la idea de que el Estado chileno es un cuerp