El Museo del Louvre, el más visitado del mundo y símbolo cultural de Francia, fue escenario de un cinematográfico robo que dejó perplejas a las autoridades y encendió alarmas internacionales. En apenas siete minutos, una banda de delincuentes se llevó parte de las joyas históricas de Napoleón Bonaparte y la emperatriz Eugenia, piezas de valor incalculable tanto económico como patrimonial.
El golpe se produjo el domingo por la mañana, cuando cuatro ladrones ingresaron al museo por la fachada que da al río Sena, donde actualmente se realizan obras. Usaron un montacargas y, para no levantar sospechas, se hicieron pasar por trabajadores de la construcción. Con chalecos amarillos y ropa de obrero, caminaron directo a la Galería de Apolo, hogar de las Joyas de la Corona Francesa.
Una vez allí,