De acuerdo con un estudio publicado en MDPI, no solo importa qué comemos, sino también cuándo lo hacemos. Esa es la premisa central de la crononutrición, una rama emergente de la ciencia que estudia cómo el momento en que consumimos alimentos interactúa con nuestros ritmos circadianos, los relojes biológicos internos que regulan funciones como el metabolismo, el sueño, la digestión y la liberación hormonal.

Según el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI) de Estados Unidos, la rutina alimentaria moderna ha cambiado drásticamente. Vivimos en un entorno 24/7, con horarios irregulares, cenas tardías y hábitos que muchas veces no se alinean con nuestro reloj biológico natural, lo que puede tener consecuencias importantes para la salud.

Un artículo publicado en Frontiers in En

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