
En la provincia de Guizhou, China, un hombre de 43 años ha pasado los últimos siete años desafiado al gobierno, que decidió demoler su pueblo natal para construir un complejo vacacional. Para ello ha erigido un imponente " castillo " de 11 pisos de habitaciones de madera rojiza encajadas unas sobre otras, sostenida por poleas, cubos de agua y columnas recicladas.
De acuerdo con The New York Times , la estructura creada por Chen Tianming comenzó como una forma de resistencia frente al poder estatal. Sin embargo, lo que empezó como una medida pragmática se convirtió en una obsesión personal y desde entonces su casa ha crecido con él. Ahora el hogar de Tianming parece sacado de una novela de Dr. Seuss o de El increíble castillo vagabundo de Studios Ghibli.
La inmensa torre que ha crecido con los años
Todo comenzó en 2018 , cuando las autoridades del municipio de Xingyi anunciaron la demolición del pueblo natal. Las autoridades ofrecieron a los habitantes compensaciones económicas a cambio de que desalojaran; no obstante, dicha cantidad pareció injusta para la familia de Chen , quien en ese momento trabajaba como mensajero en Hangzhou, decidió volver a su aldea para defender la casa familiar.
Al principio su motivación fue práctica era la compensación, que sería mayor cuanto más grande sea la construcción, así que empezó a añadir pisos. Sin embargo, el proyecto tomó otro rumbo. Piso a piso, su casa creció como una extensión de su voluntad. Con la ayuda de su hermano y materiales reciclados , Chen levantó una estructura imposible de once niveles de madera rojiza que hoy se sostiene gracias a ingeniosos mecanismos de equilibrio, poleas y columnas improvisadas.
Para él, esta torre no es una simple vivienda, sino un símbolo de resistencia ante la determinación del gobierno por desalojar a su familia. Desde el noveno piso (al que sube por escaleras caseras sin barandales) es capaz de observar los bloques de departamentos donde viven los antiguos vecinos que accedieron a ser reubicados.

La casa como manifiesto personal
El gobierno ha tratado de frenar el proyecto en repetidas ocasiones, pues lo considera ilegal y peligroso . Chen, sin embargo, responde con martillo en mano, clavos, sogas y libros. Cada piso tiene un propósito : una casa de té en el sexto, un rincón de lectura en el quinto, plantas colgantes en el octavo y un dormitorio suspendido en la cima.
Cada día, el hombre revisa los cimientos, refuerza vigas y reemplaza columnas con materiales reciclados. Aunque algunos vecinos lo consideran una locura, otros se acercan los fines de semana para ver la estructura. Sus padres aceptan la vida en esta torre con calma y hasta humor; su hermano ha sugerido adornarla con faroles por la noche. En cuanto al resort , el proyecto quedó suspendido por falta de fondos .
Chen sabe que su torre no durará para siempre. Reconoce que sin mantenimiento constante, podría colapsar en pocos años. Sin embargo, afirma que mientras él viva, su casa también lo hará. Hasta el momento, el hombre ha invertido más de 20,000 dólares en materiales y otros 4,000 en abogados que le permitan continuar con su resistencia.
Imagen de portada | andrea_verdelli en Instagram.