El mérito de un espectáculo íntegramente a capela va más allá de la destreza técnica: radica en la capacidad de la voz humana para crear timbres, armonías y matices que normalmente esperaríamos de toda una orquesta. Como señalaba el compositor Eric Whitacre, “la voz humana es el instrumento más poderoso que existe: puede susurrar, rugir, elevar el espíritu y conmover hasta lo más profundo”.

Esa potencia quedó plenamente reflejada este sábado en el Palacio de Congresos de Huesca, donde B Vocal logró que cada nota, cada acorde y cada armonía fueran percibidos con la riqueza y complejidad de un conjunto instrumental, demostrando que, aunque no se usen instrumentos, la música puede alcanzar dimensiones extraordinarias .

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