Somos muchos los convencidos de que el mejor lugar para empezar a conocer una ciudad, a tomarle el pulso, es su mercado central . Herederos de las ágoras griegas, de los foros romanos, de los mercadillos medievales y de los primeros edificios cubiertos del siglo XV, ya no son solo las panzas, los mentideros populares de las ciudades y los centros de aprovisionamiento de alimentos frescos a precios asequibles y con garantías higiénicas para los vecinos. También son, mal que les pese a los sufridores de la turistificación, la primera cara que ofrece un pueblo a sus visitantes y un buen lugar donde comenzar a probar la gastronomía local. Y al Mercado Central de Abastos de Cádiz, a La Plaza, como la llamamos los aborígenes, le venía haciendo falta ya un remozado profundo . Porque salvo al
El Mercado Central de Cádiz empieza ya a lucir rejuvenecido

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