Se ha puesto de moda meterse con Feijóo. Unos le acusan de ser excesivamente moderado y otros de dejarse arrastrar por el radicalismo de la extrema derecha. Se mire como se mire, haga lo que haga, no tiene escapatoria. Aplicando el principio de contradicción se comprueba, sin posibilidad de error, que los de un lado o los del otro se equivocan; lo más seguro es que se equivoquen los dos, pero es igual. La persistente campaña contra el político gallego, candidato principal a gobernar España, ha funcionado. Sánchez y Abascal, trabajando cada uno por su cuenta, en su propio provecho, se han salido de momento con la suya. La pinza ha funcionado. Lo más lamentable es que ha producido titubeos en las filas populares y ha empezado a hacer mella en una parte del electorado.
Parte del deterioro, q