El uribismo —la corriente pura sangre que respalda al expresidente Álvaro Uribe Vélez— celebra. Y no es para menos. El Tribunal Superior de Bogotá absolvió al exmandatario de los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal que, en un fallo de primera instancia, ordenaba su condena en una cárcel durante 12 años.

La justicia le halló la razón a Uribe, quien siempre insistió en su inocencia. Lo más importante: le permitió demostrar en el juicio que no era responsable de los señalamientos en su contra, en una investigación que superó los ocho años. Acudir a la prescripción judicial —a su consideración— suponía una derrota a su honorabilidad y buen nombre, según repitió el líder del Centro Democrático en varias oportunidades. Por eso, desistió de la prescripción en varias oportunid

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