Durante décadas, Colombia ha cargado con la sombra de la violencia . Lo que antes era excepcional —un atraco, una balacera, una extorsión— hoy hace parte del libreto cotidiano. La inseguridad ya no indigna, se tolera. Nos acostumbramos a vivir con miedo, inclusive en las principales ciudades del país. Esa normalización del miedo, más que el crimen mismo, es quizá el síntoma más peligroso.

Los datos más recientes de la encuestas de EcoAnalítica y Guarumo lo confirman : la inseguridad es hoy la principal preocupación ciudadana, por encima del desempleo, la salud e incluso el costo de vida. Lo más revelador es su alcance transversal: no distingue edad, género ni estrato. En Barranquilla y Bucaramanga, más de dos tercios de los encuestados ubican la seguridad como la prioridad número un

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