Por: Víctor López García y Juan Diego Huamán, abogados
Y por detrás de la bandera, miles de peruanos alzando su voz, una voz que pretende ser apagada por quienes deben escucharla; marchando, paso a paso, con la irritación en el alma y en los ojos, siendo reprimidos por quienes deben protegerlos. Su lucha es detenida por una fuerza superlativa que se transforma en empujones, golpes y bombas lacrimógenas que buscan no solo dispersar cuerpos, sino también esparcir el miedo.
Las críticas no tardaron en llegar. La Policía Nacional del Perú volvió a ser cuestionada por el uso desmesurado de la fuerza durante la marcha del 15 de octubre, donde el deber de proteger pareció confundirse con el afán de controlar. Ante ello, surge una pregunta inevitable: ¿es realmente justificable?
La Constitución