Casi un siglo después de que miles de gallegos cruzaran el Atlántico en busca de futuro, sus nietos y bisnietos emprenden el viaje inverso, esta vez con un pasaporte español en la mano y una historia de reparación en el corazón. La conocida como “ley de nietos”, impulsada por el Gobierno español, ha abierto una puerta largamente esperada: se estima que 1,5 millones de descendientes de emigrantes españoles podrán acceder a la nacionalidad, y cerca de la mitad son de origen gallego. Para muchos, no se trata solo de un trámite administrativo, sino de recuperar una identidad que nunca dejaron de sentir propia. Marcela Krugliansky y Graciela Pedrini, desde Argentina, celebran hoy lo que durante años les fue negado: el reconocimiento como españolas, como gallegas, herederas de una memoria de ser
Nieta de emigrante: «Ya no viajo como extranjera, regreso como gallega»

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