Colombia necesita menos lamentos y más estructura si el deseo es trascender en el fútbol mundial.
El talento es un punto de partida, para las selecciones colombianas, pero hace muchos años ha sido el sustento de la estrategia.
Para salir campeones del mundo no es necesario que los jugadores colombianos lloren cada vez que pierden una final. El llanto, aunque sincero, no es el que construye futuro. El talento, aunque abundante en nuestro país, no basta. El problema del fútbol colombiano no está solo en la mentalidad ganadora que para muchos no tenemos, nos falta seguir creciendo en estructura. No se trata solo de sentir las derrotas, sino de pensar y ejecutar mejor los proyectos deportivos.
El reciente tercer puesto de la selección sub-20, dirigida por el Profesor César Torres, fue una b