Creado: 22.10.2025 | 03:30

Actualizado: 22.10.2025 | 03:30

Cavernícolas, así llaman los que hurgan el pasado, a los que residieron en cuevas hace miles de años huyendo del acoso de los dientes de sable. El vocablo, más que expresivo, nos lleva a la mente la imagen de los Picapiedra o de los pintores de Altamira. Yo me atrevo a llamar por analogía a los naturales de España, de esa guisa. Y es que nunca pude imaginar que llegarían a resultarme tan insufribles mis socios de sociedad. Esta raza, etnia, o lo que sea, con la que comparto mis genes, mi lengua y mi residencia se me ha hecho tan odiosa que vivir aquí me produce más que urticaria. La sola idea de cruzarme por la calle, mezclarme en el bar, y peor aún convivir con individuos e individuas que apoyan en las urnas y defienden a d

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