Desde su primera temporada en 1950, la Fórmula 1 ha ido más allá de los circuitos . Lo que nació como una competición de ingenieros y pilotos, se ha transformado en un espectáculo global que combina deporte, tecnología y lujo. Actualmente, no sólo representa a la categoría reina del automovilismo, sino también un negocio que mueve miles de millones de dólares cada año.
Durante buena parte del siglo XX, los circuitos europeos tradicionales fueron el eje del campeonato . Monza, Silverstone o Mónaco no solo eran sedes de carreras, sino símbolos donde la pasión por el motor superaba los beneficios. Sin embargo, esta lógica cambió en 2017, cuando Liberty Media asumió el control de la categoría . Desde entonces, el objetivo ha sido convertir la F1 en un producto de entretenimiento, apoyado