Desde la arenosa Soledad, estado Anzoátegui, donde vio la luz el 5 de enero de 1962, hasta las costas caribeñas de Puerto Cabello, que lo han acogido como cuna de su madurez artística, la vida y obra del pintor, escultor y educador venezolano Felipe Segundo Yassonna se erige sobre un principio ineludible: , ha participado en numerosas exposiciones, y salones de arte a nivel nacional e internacional.

Su trayectoria es la viva manifestación de un espíritu que, desde la primera infancia, se sintió irrefrenablemente atraído por la creación. «Desde niño me gustó el arte,» relata Yassonna, recordando cómo su hermana mayor atestiguaba su precoz necesidad de dibujar en las paredes, o cómo, a los cuatro años, soñaba con colorear los dibujos de su libro «Arcoíris».

La herencia cultural, con un pad

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