CIUDAD DE MÉXICO: El asesinato del productor y líder limonero Bernardo Bravo, en Apatzingán, Michoacán, ventiló el entramado criminal que desde hace más de una década mantiene bajo amenaza a los citricultores y aguacateros de la región de Tierra Caliente, que es disputada por cinco cárteles.
Bravo fue asesinado como su padre, «Don Berna», quien fue secuestrado, torturado y muerto hace casi una década tras negarse a pagar las cuotas impuestas por células criminales que exigían cantidades millonarias.
Hoy disputan el control los cárteles de Tepalcatepec, de Jalisco Nueva Generación (CJNG), Cárteles Unidos, Los Templarios y Los Viagras.
En el 2013, Los Templarios tenían bajo su dominio a aguacateros y limoneros con el cobro de cuotas.
En el caso del limón se pagaban al menos 2 pesos por k