Se trataba de buscar una buena inversión para el experimentado administrador de empresas, el vallecaucano Camilo Giraldo, quien dejó su posición de gerente en una empresa de textil para montar sus restaurantes, y el camino, junto a un amigo que quería ser invesrioneta, se lo mostró su amigo Daniel Castaño, una paisa que se había traslado a Estados Unidos y llevaba 12 años trabajando como chef en Nueva York, sin pensar que así iba a nacer Grupo Gordo.

Y el matrimonio de recursos de inversión y buena conexión resultó más que exitoso, al punto que una década después de haber fundado el primero de los restaurantes, Emilia Romagna, que rebautizaron como Emilia Grace, tienen ya 31 restaurantes en Bogota con los que conformaron el Grupo Gordo.

Aunque nunca pensaron ser los gigantes que son hoy

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