El senador Bernie Sanders lo dijo con claridad: “Hay dos Estados Unidos muy diferentes entre sí, el de las mayorías y el de los ultrarricos, muy aislados el uno del otro”. Debe agregarse: y cada vez más peligrosamente enfrentados.

En apenas 9 meses y muy lejos de lo prometido, el presidente Donald Trump ha acelerado el camino hacia el desorden mundial y, en su país, ha profundizado un abismo de consecuencias impredecibles. La fractura de las Fuerzas Armadas (visible en renuncias como la del máximo jefe militar del Comando Sur, Alvin Halsey) y las polarizaciones en el interior de las agencias de inteligencia, en la base electoral de su organización –MAGA- y, sobre todo, en la sociedad, son cada vez más preocupantes.

El sábado 18, uno de esos Estados Unidos –el de la mayoría que lucha

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