Existe una tensión natural entre dos dimensiones de la vida en sociedad: lo positivo y lo normativo. En otras palabras, entre el ser y el deber ser, o entre lo fáctico, concreto y real y aquello que se persigue como objetivo ideal o conceptual.

En materia económica, esas tensiones se expresan entre el corto plazo, donde se manifiestan las dificultades tangibles de la coyuntura, y el largo plazo, donde se encuentra el futuro plausible y la meta de cualquier programa de gobierno.

En general la política suele dedicar y estructurar las campañas electorales en torno a las utopías que se persiguen para el largo plazo : el equilibrio fiscal, las reformas estructurales, la vuelta al mundo, la pobreza cero, la redistribución del ingreso.

Al momento de asumir la gestión en cambio, las urgenc

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