El Mar Caribe se ha convertido en el escenario de una inusual y contundente demostración de fuerza militar por parte de Estados Unidos. Washington justifica el despliegue como una operación a gran escala contra el narcotráfico en la región, argumentando que el gobierno de Venezuela está "cooptado" por carteles de la droga.

Sin embargo, Caracas rechaza las acusaciones y lo interpreta como una clara amenaza directa a su soberanía. El envío de un numeroso contingente de buques de guerra, aeronaves y miles de militares al área de responsabilidad del Comando Sur de Estados Unidos no tiene parangón desde la invasión de Panamá en 1989.

El punto culminante de este despliegue fue el anuncio del envío del USS Gerald Ford, un portaaviones de propulsión nuclear. Este coloso, considerado el buque de

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