En medio de ese escepticismo que ha rodeado su llegada, fundamentalmente por el desconocimiento mayoritario de su figura, a Rubén Sellés no le tembló la mano y revolucionó el once para dejarlo a su gusto. En su debut, el entrenador valenciano corrigió la injusticia de la portería y resituó a Adri Rodríguez en el lugar de donde nunca había merecido salir, le dio la titularidad a Aguirregabiria en una línea de cuatro junto a Insua, Radovanovic (que se lesionó) y Pomares, incustró a Tachi por delante de la defensa al lado de Francho, metió en las alas a Valery a pierna cambiada y a Cuenca en su lugar natural, con Guti entre medias. Soberón fue el elegido en punta entre el resto de la baraja, amplia en nombres pero reducida en jugadores con veneno en sus botas.

La puesta en escena del Real

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