La idea de que una única y devastadora epidemia de tifus aniquiló a la Grande Armée de Napoleón durante su retirada de Rusia en 1812 ha quedado obsoleta. Un nuevo estudio científico revela un panorama mucho más complejo, donde un cóctel de infecciones simultáneas se cebó con un ejército ya destrozado por el hambre y un frío implacable. La historia del «general invierno» es, en realidad, la de múltiples y silenciosos enemigos.

De hecho, el vuelco en la narrativa histórica proviene de un lugar inesperado: los dientes de trece soldados hallados en fosas comunes en Vilna, la actual capital de Lituania. El análisis de su ADN ha sido tajante. Contra todo pronóstico, los investigadores no encontraron rastro alguno de la bacteria causante del tifus, el que hasta ahora era considerado el princ

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