El envejecimiento de la población mexicana se ha acelerado en las últimas décadas. En 1950, por cada 100 habitantes había cinco personas mayores de 60 años; para 2025, esa cifra ha aumentado a 12 por cada 100 habitantes. Este cambio demográfico plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de los sistemas de salud, pensiones y la capacidad del mercado laboral para adaptarse a una población cada vez más envejecida.

La generación actual de jóvenes adultos, nacidos en las décadas de 1990 y 2000, se enfrenta a una serie de desafíos económicos y sociales. A pesar de estar mejor educados que generaciones anteriores, muchos enfrentan dificultades para acceder a empleos bien remunerados y estables. La informalidad laboral, la falta de oportunidades en el mercado de trabajo y la creciente deuda es

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